Te hacen reír, llorar, enfadarte y también alegrarte. Porque cómo y cuándo te dicen algo lo cambia todo.
Y con las palabras que usas en tu negocio pasa lo mismo.
Seguro que más de una vez te ha ido el cerebro a todo gas y, justo cuando intentas decir algo, va y se te traba la lengua. Y dices de todo menos lo que querías decir.
Si eso lo llevas a tu negocio, lo que pasa es que tienes tantas ideas juntas que parece imposible ordenarlas y enfocarlas para que las comuniques.
Y eso es lo que hago yo: investigo, organizo la información y le doy forma para que llegue a tu público de manera estratégica y precisa. Sin que te trabes por no saber qué decir ni cómo hacerlo.
A los 17 años decidí que quería estudiar traducción estando en una iglesia en Malta.
Y no, no fue por inspiración divina ni tampoco soy yo religiosa.
Pero he tenido la suerte de recibir becas para hacer intercambios desde los 14 años. Y estando en uno de ellos, fui a una visita guiada por una iglesia en la que había una pareja de madrileños que no entendía nada de lo que decía la guía, así que me ofrecí a interpretárselo.
Y así descubrí que me encantaba eso de conseguir que dos personas que no hablan el mismo idioma ni tienen la misma cultura se puedan comunicar.
Sin embargo, mi camino con el copywriting empezó con los cierres perimetrales y la cuarentena. Para contrastar.
No estaba a gusto en el trabajo que tenía y decidí hacerme autónoma. Gran idea durante una pandemia, dirás. El caso es que tuve que aprender a venderme para poder diferenciarme de otras personas que ofrecían lo mismo que yo.
E investigando cómo hacerlo, descubrí el copywriting: la escritura para la venta.
Me empecé a informar y a practicar las técnicas de comunicación y vi que aquello me gustaba y se me daba bien. Así que decidí formarme y ofrecerlo como servicio para ayudar a personas con valores éticos a vender en el ámbito digital.
Una historia menos divertida, pero a mí me gusta verla como supervivencia en un momento de caos mundial. Lo cual también es una aventura en sí misma.
Hace unos años mi cerebro hizo un clic detonador:
Creo que existe una forma consciente y responsable de vivir y consumir. Y siempre empieza por pequeñas acciones de personas anónimas que, cuando se juntan, lo pueden cambiar todo.
Por eso es imprescindible que tu marca ética prospere:
Y para lograrlo es necesario comunicarlo desde tus valores.
El pack para proyectos responsables que quieren lanzarse al mundo digital y necesitan una web e identidad visual y verbal para ser reconocibles allá a donde vayan.
Aquí me he juntado con Lole, que es diseñadora gráfica y desarrolladora web, para crear la identidad de marca completa de tu negocio.
El servicio pensado para que descubras si tu idea novedosa de negocio, producto o servicio crea interés y obtengas una lista de contactos que puedan convertirse en clientela a medio y largo plazo.
En este servicio me he juntado con Uxía, que es diseñadora gráfica y con Isa, que es experta en publicidad para gestionar ese proceso inicial.